Rota en el piso, es donde más me quiero. Yareli Munez.

Una dramática línea musical inunda mis oídos, notas desesperadas, pareciera que intentar huir de si, un escalofrío y sombras me recorren todo mi cuerpo, desde el centro hasta el cielo.

Mis brazos se levantan y antes de alzarse tocan mi cabello. El velo transparente cae sobre mi cara, sigo así hasta que esta que cae, rompiéndose en pequeños pedazos de vidrio filosos, veo desde arriba mi vestido blanco. Las sombras me murmuran en ambos oídos recordándome que no hay nadie frente a un altar, que yo tampoco estoy ahí. Al recordar esto mi alma se rompe, pero mi cuerpo se deja llevar por la música, bailo tanto que mi imagen se despliega en miles de yo sin sombras. Todas me siguen el paso alrededor. 

Las sombras mueven mi cuerpo, pero sé que esto no va a hacer que mi alma se conecte con la de alguien más, por más que intentemos bailar, mi cara rompe la ilusión de que este vestido es precioso y no soy lo bastante interesante como la historia de las notas que hablan los violines. 

Soy invisible, aunque pueda ser un millón, ocupando cada espacio de esta sofocante habitación, da igual que mis piernas se muevan deprisa, mi cuerpo comienza a deshacerse en el centro. 

Consciente de que no voy a ser vista y tampoco llegaré al final de blanco, nadie me va a esperar con una sonrisa.  

Pero mientras mis yo bailamos, lo hacemos con sonrisas, bailamos encima de mi yo central, esa que está cubierta de sombras negras, nos manchamos de rojo nuestro hermoso vestido blanco y así fusionada con el suelo de madera creo que me veo preciosa. 

Yareli Munez

Ilustración: Hendrick Goltzius. Fama e Historia. 1586.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *