La partida. María Celina Pablo Ávila.
Cuando llueve Nahual corre en las nubes Nahual brinca en mi corazón Nahual me intenta sanar de su perdida. María Celina Pablo Ávila Ilustración: En lo profundo. Jackson Pollock. 1912.
Cuando llueve Nahual corre en las nubes Nahual brinca en mi corazón Nahual me intenta sanar de su perdida. María Celina Pablo Ávila Ilustración: En lo profundo. Jackson Pollock. 1912.
Fuimos un suspiro del viento en el oído la sensación de tu tacto recorriendo mi espina dorsal las tardes de primavera olvidando el frío invierno. Fuimos un parpadeo en la vista panorámica del paisaje más bello la gota de sudor que resbala de tu pecho sobre el mío tus dedos haciendo remolinos en los bucles
A Melina. Hoy hace ya un tiempo de nosotros y como quien espera otro tanto más en el frío se nos miran los caminos bien avanzados donde de algunos fangos amasamos a tan salvaje tierra lejana y que pronto la volvimos nuestra la que, de tanta humedad, tanto pasar, le ha florecido; la magnífica manzanilla,
El cielo se nos ha atestado de palabras de género miedoso, forzado y mordido, de paladares que embrutecen a los dogmas, celan y sepultan a los grandes ausentes: Dioses de pieles sobrias, o lisas o verdes. Víctor Hugo Ávila Velázquez Ilustración: Anonymous Jonah and the Whale. FoliO from a Jami al-Tavarikh. Compendium of Chronicles. 1400.
Derraman vino sobre el altar. Víctor Hugo Ávila Velázquez. Leer más »
Como sentirme si todo tiene un orden dentro de un desorden. Si todo debe de ser de alguna forma sin forma. Si todo está destinado a tener una cálida esencia en decadencia. Si no hay resiliencia sólo carencia. Si no hay sentido sólo un hecho absurdo. Si no hay sabiduría sólo una vaga habladuría. Si
Mujer sacerdotisa bruja Artemisa tus grandes ojos marrones me atraparon a esta duna maldita. Adivina de mis pesares te regalo mis lunares como amuleto para la buena suerte. Estela de paz déjame reposar en el calor de tu vientre para sentir la Divina Trinidad de la vida. Nodriza de sueños efímeros quiero dejar de ser
Hoy he cortado mi cabello no fue para cerrar un ciclo fue para mirar al firmamento dejarse volar al ritmo de una nube que pronuncie tu nombre fue para prender la luz y ver quién eres fue para quitar la desazón de este corazón dolido para luchar hasta que nuestro barco se hunda para no
Recorro el camino blancuzco de tu melena de canas me detengo en tus ojos que ya no son río que son cenizas del volcán pruebo tus labios con sabor a hiel de toro, amargura qué pronuncia la vejez, tú lengua me vence y un vertedero de agua con sal vuelve a llenar a tus ojos
Girando llegó a la costa. La cabeza de mi madre iba y venía sobre las olas del mar negro. El océano entraba y salía por su boca. Con sus ojos bien abiertos espantó a los peces que averiguaban toda su lengua. Girando huyó de la costa. Víctor Hugo Ávila Velázquez. Ilustración: Urashima Taro Going Home
O tiemblo o me agito tirito y me sacudo; cuando estornudo grito, y corro atroz peligro, de ya derramarlo todo por todos y muchos lados. Víctor Hugo Ávila Velázquez. *Ilustración: Léon Bonnat. The martyrdom of Saint Denis.