Reflejo. Melina Aldana.

Dejé de mirar atrás para no convertirme en sal y escogí permanecer en la mitad del corazón que dejaste, porque nado entre olas de miel que impregnan mi piel y la parte de mi corazón que te llevaste espero que te traiga la paz que en vida siempre buscaste, porque ese es tu espejo, espejo

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Tú, soledad. Emilio Cabral.

Inhalo y te acaricio, mientras tú, suspiras de la noche, del viento fresco que atraviesa la ventana sin permiso, levanto tu rostro y concentro mi mirada casi nula por la falta de luz y pobremente nítida por el maldito astigmatismo que siempre me ha aquejado, tratando de imaginar tu mirada penetrante, tus ojos tan cafés

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Herencia. Diana Rosales.

Soy hija de una bruja. No, no es broma ni lo digo porque mi madre sea malvada y fea como las brujas antagonistas que aparecen en los cuentos de Andersen y Grimm. Mi madre es hermosa y bondadosa. Y es una bruja. Me consta. Ella cree que guarda bien el secreto pero yo la descubrí.

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No te detengas. Walt Whitman.

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes

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Sin título. Pablo Jara.

Llegué Estabas tirada El supuesto maquillaje te hacía irreconocible Manchas negras de tus ojos a tu boca Hablé fuerte Pensé que dormías Me acerqué Veías un punto que no reconocí No supe si me escuchaste En tu puño se veía una fotografía arrugada Detonante o apaciguamiento No tenía idea No existe comunicación entre un vivo

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