Poesía

Sra. Concha. Cecilia Ávila.

Caminemos juntas, amiga, que sola y afuera todo me es aburrido. Volvamos a dormir plácidamente en el silencio que nos dio el hogar. Mírame de nuevo con esa seguridad de que obtendrás tu pedazo de pan. Vuelve a darme tu pata para recibir mis caricias. Escúchame de nuevo y hazme creer que me entiendes. Brinca […]

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Estatua. Lasse Söderberg.

Me quedaré totalmente inmóvil entre mis dos hombros. Nadie me saludará. No saludaré a nadie.   A los muertos podría hacerles señas o enviarles una carta firmada: “Su admirador”. ¿Cuál es el importe para la eternidad?   En todas partes acechan teléfonos, listos a morder como escorpiones. Cada puerta que se abre es falaz, carnívora.

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Mapas. Rodrigo Pérez.

Como heraldo de aventura: la carretera y el seductor humo escapando entre tus labios, tu nariz coqueteando con el cosmos.   Stolichnaya y Luckie’s como manantiales y tus piernas más largas que mis miedos, el sol brillando en tus Ray Ban.   Dylan explotando en nuestros tímpanos y  tu cabello anaranjado ardiendo.   Tus manos

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Hielo y fuego. Robert Frost.

El mundo acabará, dicen, presa del fuego; otros afirman que vencerá el hielo. Por lo que yo sé acerca del deseo, doy la razón a los que hablan de fuego. Mas si el mundo tuviera que sucumbir dos veces, pienso que sé bastante sobre el odio para afirmar que la ruina sería quizás tan grande,

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El hombre imaginario. Nicanor Parra.

El hombre imaginario vive en una mansión imaginaria rodeada de árboles imaginarios a la orilla de un río imaginario De los muros que son imaginarios penden antiguos cuadros imaginarios irreparables grietas imaginarias que representan hechos imaginarios ocurridos en mundos imaginarios en lugares y tiempos imaginarios Todas las tardes tardes imaginarias sube las escaleras imaginarias y

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