Cometemos un suicidio al dejar ir. El matar las ideas arraigadas por nuestras convicciones carentes de clemencia, nos posicionan en un lugar ajeno a nuestra comodidad, el quebrantar ese molde idealizado por querer encajar en un círculo, que inminentemente se hace una línea sin final, nos hace acechadores de una felicidad efímera ¡suicídate! Rompe ese esquema dejando todo detrás, personas, costumbres, lugares, trabajos, todo eso que creías que era lo que te identificaba mátalo, y renace cada vez que puedas, porque vivir una vida sin suicidarte, no es vivir.
Fernando Romero.
*Ilustración: Hendrick Goltzius. Een draak verslindt de metgezellen van Cadmus. 1588.
