Me preguntó mi abuela qué me gustaría que hicieran con mis zapatos cuando muriera.
¿Te preocupa eso abuela, tus ropas? Con risa burlona dijo para nada, a mi edad eso no me quita el sueño, Ya nada lo hace, te lo pregunto, ¿has pensado en ello?
Nunca abuela.
Al final es lo de menos hijo, terminarán en otros pies que los andarán, pero pensando en ello, estarás más cerca de asumirlo y disfrutarlo, de acabarte tus zapatos.
Ahora que ella no está ya lo decidí.
Pablo Jara.
**Rembrandt – “El rapto de Ganimedes” (1635, óleo sobre lienzo, 171 x 130 cm, Gemäldegalerie, Dresde).
Una consecuencia de acabarse los zapatos es que sufren más los piñis que cubren a los pies.
si me ha pasado …