Y después de pensarlo unos segundos, ya sé por qué marcho, marcho por mi compañera de universidad a quien le mataron a su hermana, por mi madre a quien violaron, por mi hermana que fue víctima de maltrato durante gran parte de su matrimonio, por mi incluso, quien después de ser golpeada por quien fuera mi esposo recibí el mote de culpable, por “escandalizar” en mi reacción frente a una infidelidad, porque al poner la denuncia de acoso por una golpiza recibida a fuera de las instalaciones de mi empleo me dijeron que yo tuve de nuevo la ¡CULPA!. Marcho porque estoy cansada del acoso, de la falta de oportunidades, de un machismo que nace en el seno materno, donde a las mujeres se les enseñó a aguantar, a agachar la cabeza a ser indiferentes, a no alzar la voz, donde la sororidad es un peso muy fuerte para algunas, quienes prefieren ver, oír y callar. Me uno a la protesta por todas aquellas que aún no despiertan, por todas las que aún tienen mucho que decir y callan por miedo, para que pronto no tengamos que marchar, para que todas gocemos de las mismas oportunidades, para tener equidad, para buscar justicia, para que dejemos de ser víctimas de una sociedad que nos reprime. Esta vez uno mi voz a la de otras, para que todos se den cuenta de que estamos aquí, de que nos están matando, de que tenemos miedo, pero aún con miedo ya tomamos la decisión de no callarnos más…
Murphy R.
*Ilustración: Gerard Dou_Lezende oude vrouw. 1631-1632.