Qué extrañeza la de no poder pensar con claridad en la enfermedad. Viene un desagüe de pesimismo volcado en desprecio, harto hastío hacia mí mismo, o hacia la otra cosa, que se esconde tras de mí, que es sombra que se arrastra, y que de vez en cuando, dice mi nombre ya masticado y empobrecido, que alcanza a escupírmelo desde abajo; que me enloda y me ciega. No queda más que volver a engullir todo lo que se me escurre, a saborearlo en calma, regurgitarlo para poder seguir tragándolo, eructar lo fatídico de este desconsuelo, y después, empachado de aversión, gruñirle a la cosa esa, decirle que es fallida su intención, que como fantasma mi coraje y mi hambre lo superan, y que de otras, muchas otras peores tierras, he germinado.
Víctor Hugo Ávila Velázquez.
Ilustración: Michael Wolgemut. Dance Macabre. 1493.