Cosmogonía. Víctor Hugo Ávila Velázquez.

Te cuento, madre,

lo que un hombre viejo me contó.

Yo dormía y a mis sueños vino.

Él era delgado y arrugado,

me veía con sus ojos miel.

Me pedía que me acercara a escucharlo.

Hijo, me dijo,

vengo a contarte algo que quieres oír.

Así que atiende mis palabras y escucha;

“Aún no era yo,

y sabiéndome que lo era,

fui y soy.

Siendo yo,

no había nada más.

Nadie más que yo.

Entonces me escuché,

entendí que también era palabra,

y de mí, salió la voz.

«Yo soy y esta es mi voz.»

Me dije y con su ruido en la nada

iluminó el universo infinito que creaba.

Admiraba mi creación

y en ella miré tu existencia, hijo.

«Tú eres Víctor.»

Te nombré.

Y serás en el tiempo.

Contigo estaré, seremos y soy.”

Eso me dijo y el hombre viejo se marchó.

Al despertar lo he considerado

y por eso acudo a ti

¿Es cierto, madre?

 Y tú sólo me dices;

De nosotros somos.

.

Somos el origen

me respondo.

Víctor Hugo Ávila Velázquez.

*Ilustración: William Blake. El anciano de los días. 1794.

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