Sigo atado a la máquina, no se porque lo siento así, tengo un año que me desprendí de ella, me sigo preocupando por ella hasta en mis sueños, me levanto con una ansiedad fuerte por saber cómo está, me dieron este pequeño departamento donde por fin puedo tener estabilidad en la vida, donde puedo comer hasta cansarme sin que la comida se acabe, los primeros días fueron emocionantes, ya no estaba atado a algo, mis problemas se habían solucionado, pero esa ausencia de problemas me hace añorar mi vida pasada, desde que nací estuve al lado de esa gran máquina, siempre le dábamos mantenimiento, le instalábamos las refacciones para que no fallara, si había un problema con la maquina teníamos que repararla al instante, entonces siempre estaba en funcionamiento, teníamos una rutina diaria y extenuante. Mi generación en cierto punto fue llamada la esclavitud moderna, no teníamos grilletes ni esposas como en los tiempos del feudalismo, sin embargo estábamos atados a las necesidades que nos generaba el sistema y le agregábamos la carga adicional para pretender ser más de lo que éramos, si no hacías esto no te daban el valor como persona, y en consecuencia no eras nadie, varios fueron sucumbiendo en el camino por ser débiles mentales, personas defectuosas les llamábamos nosotros, debo decir que mucha gente eligió las puertas falsas por sus males mentales.
Sin embargo la automatización llegó a nuestra vida, el nuevo sistema hizo que nos desecharan de nuestro lugar de trabajo, ya no éramos personas útiles, los robots tomaron el control, mi única especialidad en la vida se convirtió en hacer nada, me siento frustrado ya que no le encuentro sentido alguno al vivir, con mis nuevo derechos como ciudadano ya no me tengo que preocupar mas por tener una estabilidad económica, el estado de bienestar se hará cargo de nosotros, y vamos a ser libres de hacer lo que se nos plazca, sin embargo, yo no me siento libre con esta nueva condición, estoy acostumbrado al trabajo, estoy acostumbrado a seguir reglas, a que me ordenen, no quiero ser un flojo que no haga nada, suena estúpido, pero quiero que alguien me haga sentir que soy útil, requiero esa energía negativa que me daba ese trabajo esclavizante, ahora yo soy alguien deficiente ante este nuevo ecosistema, mi decadencia ha empezado.
Héctor Quiroz.
*Ilustración: Leon Bonnat. Job. 1880.