La noche no lo trató con dulzura. Llevaba días recorriendo las montañas de Mongolia y siguiendo el rastro del lobo que se había llevado a su hija. Por fin se estaba acercando a un rastro más fresco. La idea de volver a su hogar le dio la fuerza que necesitaba para cazar al animal cuando el momento llegara. Por fin divisó a la bestia arrastrando con sigilo a su presa, soltó al águila para que ésta le diera muerte a su enemigo. Se acercó al cadáver. Vio con mayor claridad lo que el animal había estado arrastrando y con frío en el corazón supo que su hogar ya no existía.
Cristina de Fátima Reyes de Alba.
*Arkhip Kuindzhi – “Luz de la luna sobre el Dniéper” (1882, óleo sobre lienzo, 104 x 143 cm, Galería Tetriakov, Moscú).
Linda noite