Que ganas de salir y gritar que te odio, si así es, te odio, un odio recalcitrante, ese que le tienes a tu peor enemigo, ese que te carcome hasta las entrañas, te odio con todas mis fuerzas, te odio porque te amo, te amo hasta por lo más insignificante, porque tu sonrisa me provoca la sonrisa más extraña, esa de la cual todos se burlan, porque te miró y se me doblan las rodillas, paso de ser Napoleón al chico más inocente, porque te quisiera decir mil cosas y me quedo callado, se me olvida hasta mi nombre, me olvidó de mis inseguridades así como de mis fortalezas, me olvidó de las hipocresías de la vida, porque cada día lo haces excelente, porque hasta los momentos tristes son divertidos, te odio, te odio porque ya no te tengo, porque estas lejos, te odio porque me reprimo ese te amo, porque te amo y nunca lo dejaré de hacer, ojalá fuera un ególatra y te quiera sólo para mí, pero no, ojalá encuentres a alguien más, alguien con el que encuentres amor “eterno” y sepas que odiar también es amar.
Emilio Cabral.
**Paul Ranson – “Bruja con gato negro” (1893, óleo sobre lienzo, 90 x 72 cm, Museo d’Orsay, París).