Daimon. Héctor Quiroz.

Necesito escribir sobre ti, si sobre ti, increíble que piense estas palabras en una noche donde estoy dubitativo de mí mismo, donde la sombra del desencuentro se asoma a través de la ventana, lo peor es que no se ni quién eres, ni porque te presto atención, pero ahí estás, presente, odio el pensar en desarrollar conversaciones contigo, odio las expectativas de un encuentro contigo, me odio por siquiera darte un mínimo de mi tiempo, pero mírame soy paciente, o a lo mejor mi estupidez brilla por sí misma, cegando mi poca cordura, pero aquella voz que no se calla me insiste:

“Hay que dejarse caer en la penumbra,

sentir el viento de la caída sobre tu cara,

la adrenalina de la perdición recorriendo las venas,

y llegar hasta las últimas consecuencias,

que hay de malo en ser estúpidamente amoroso,

a final de cuenta la estupidez seguirá ahí,

 juzgándonos y riéndose de nosotros,

nada va a cambiar”.

No, nada me hará cambiar de parecer –concluyo– esto va a ir hasta las últimas consecuencias, cual sea el resultado. ¡Pero que estás diciendo! –mi mente me para en seco– salgo de mi trance, y heme aquí sentado en una noche de martes, pensando miles de formas en las que esto se puede dar, con tu esencia en mi mente, creo ya es momento de olvidarte –concluyo por segunda vez– O no –concluyo por tercera y última vez.

Héctor Quiroz.

Ilustración: Jan Provoost. De gierigaard en de Dood.

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