Su sonrisa emerge con la calidez
del recuerdo enganchado.
Una hipotética existencia
manifiesta en el espejo de sus ojos.
De su boca desborda el universo
en cada gota sostiene una promesa
que trasmuta la existencia
entre el ahora y el infinito.
Intempestiva a su paso la memoria
colisiona y tropieza con el olvido.
Tímida se cobija con las palabras
con las que teje una red que amortigua
y trasmuta el sentido.
Su pensamiento se apresura
al encuentro con el tropiezo.
La música suena sin parar
asomándose desde el silencio
La luz asíncrona e intermitente
convierte en lienzo sus parpados.
En él se dibujan efímeros universos
alimentados por la energía de la caricia.
El viento dibuja en su rostro la nostalgia
un camino creado por sus pasos
moldeado por la fuerza de la costumbre
iluminado por la luz de una media sonrisa.
Pedalea y esquiva los charcos de ausencia
evita salpicar y marcarse con tierna melancolía
En sus manos se manifiesta el concepto
moldeado en la decisión creativa y creadora
de lo que antes era polvo y ahora universo.
Anónimo.
Ilustración: Konstantin Makovsky. A Boyar Wedding Feast. 1883.