Palabras se pintaron en la ventana de mi habitación húmeda, ha llovido toda la noche, goteo de lágrimas pesadas, cargadas de memoria.
Memoria que no concibo porque la palabra infancia no significa nada, pero se manifiesta a través del agua y a través de ti.
Hay templanza en mi océano porque los comealmas no han podido traspasarme, yo no siento nada, pero que Dios los perdone.
Y que Dios me perdone si yo he ahogado a alguien, no era yo, era el agua.
Los años se han convertido en polvo
que el aire se ha llevado como a ti, cobarde.
En el mar y en la muerte dejó de existir el miedo.
Libre soy en este infinito océano.
Melina Alejandra González Aldana.
*Ilustración: Circe Envidiosa, (detalle). John William Waterhouse. 1892.