Y ahí estaba, enfrente de mí, juzgándome con su mirada, esa mirada despiadada. Llegó después de mucho tiempo, ese monstruo de complexión robusta de ojos pequeños amarillentos y boca grande, brillando en la oscuridad y esbozando una sonrisa. Veo sus ojos amenazadores buscando mi debilidad, mis inseguridades, quiere tomar mi miedo y embestirme, sin embargo, lo conozco bien, no me odia, trata de buscar refugio sin éxito, trata de refutar mis pensamientos, los cuales he afilado por tanto tiempo para poder llegar a hacerle frente. Sin embargo, seguimos viéndonos fijamente en este cuarto iluminado por la luna, sin decir nada, yo siento el miedo de veces anteriores en las que me ha dominado y castigado, pero aquí estamos viendo lo patéticos que somos, después de tiempo y no haber logrado castigarme al final se retira, me quedo mirando fijamente mi reflejo al espejo donde se encontraba.
Héctor Quiroz.
*Imagen: El falso espejo. Rene Magritte.