El sonido de tu canto es tan mágico como la visita en primavera que tuviste a mi puerta.
Bendita golondrina, los días de invierno no son para ti.
Llegaste a la puerta de mi casa como golondrina con el alma rota.
Y aun en pedazos,
la belleza de tu alma fueron un regalo que,
en una explosión de éxtasis dieron con la fortuna de un amor, casi por eyaculación.
Y ahora estás en mí, gozándome.
Bendita golondrina, los días de invierno no son para ti.
Amo la libidinosa manera en que observas mis piernas, y la musculatura con la que dominas el arte del amor, y en arte en sí.
Me excitas la vida, sin esperar nada,
nunca nada: no miento.
Porque a cada vuelo
y aun con el alma rota,
el sonido de tu canto es tan mágico como la visita en primavera que tuviste a mi puerta.
Bendita golondrina, los días de invierno no son para ti.
Elena Mon.