No seré escritor, ni tampoco me comparo con un trovador, pero me encanta escribir sobre ti, lo que haces sentir y soñar, tratar de describir el sentimiento de tu mirada, el calor de tus brazos y el dulce de tus labios, respirar tu esencia, interpretar tu dulce voz para recordarla mientras estoy sólo, sentir tu alma abrazar la mía, suspirar con cada breve recuerdo, elegirte cada día que transcurre, no extrañarte, sino recordarte en tu ausencia, vivir amándote, pero odiando tus defectos, tan tuyos que no los cambiaría, besar tu cuello, mirar tu silueta y volver a suspirar un recuerdo, tomar tu mano, besar tu mejilla, saber que eres mía y a la vez que seas libre de irte y olvidarme, quedarte dormida, olvidar que cada día es especial, tener miedo de irse, tristeza al extrañarse, terminar todo y largarse, conocer y volver a empezar, tan dulce y tan amargo, siempre cambiante y deseado, que bonito es el maldito amor, que nos hace reír hasta llorar y llorar para no reír, dejar hasta olvidar y querer volver a desear, sufrir para él y sufrir por él y maldito el amor que me hace llorar hasta olvidar y dejar de escribir.
Emilio Cabral.
*John Everett Millais – “La sonámbula” (1871, óleo sobre lienzo, 154 x 91 cm, colección privada).
Me ha gustado. Que complejo es el amor y que variable, como la naturaleza.