Olores, sabores, sensaciones y personas todo en sincronía bombeado en fluido continuo y constante, así se mantiene al corazón vivo. Hay lugares a los que no hace falta volver y también hay sitios a los que sí, porque hay un eco de recuerdos, navegamos por ahí sin banderas del tiempo, hemos hecho tantas reconstrucciones que ya no queda esencia de lo que fue la verdad, sin embargo el pasar el mayor número de veces justo ahí, produce éxtasis, felicidad a conveniencia pura. Sería trágico perder la memoria es lo único capaz de destruir la eternidad del recuerdo.
Melina Alejandra González Aldana.
* Norma Beatriz Domínguez, Buenos Aires, “Recuerdos”.
Ciertamente, hay sitios a los que sí…